Nos enorgullece compartir uno de nuestros recientes casos de éxito que refleja nuestro compromiso con la excelencia y el cuidado personalizado para cada uno de nuestros pacientes. En esta ocasión, tuvimos el placer de atender a un paciente masculino de 50 años de edad, quien llegó a nosotros con una preocupación particular: una fractura en una de sus piezas dentales. Este caso se presentó como una oportunidad única para no solo restaurar la funcionalidad perdida, sino también para conseguir la armonía en su sonrisa.

El procedimiento comenzó con una evaluación detallada del daño, utilizando tecnología de vanguardia para asegurarnos de comprender completamente la situación y las necesidades específicas del paciente. La fractura dental requería una solución duradera y estéticamente agradable: un implante dental. Este método se seleccionó por su capacidad para integrarse de manera natural con el tejido óseo existente, ofreciendo una solución a largo plazo que se siente y luce como un diente natural.

El proceso de implantación se llevó a cabo en varias etapas. Primero, se preparó cuidadosamente el sitio del implante, asegurando que el área estuviera lista para recibir el nuevo diente. Luego, se insertó el implante de titanio, un material elegido por su bio-compatibilidad y resistencia, en el hueso mandibular. Tras un período de cicatrización, durante el cual el implante se integró con el hueso circundante, se procedió a colocar la corona, diseñada a medida para coincidir con el color, forma y tamaño de los dientes naturales del paciente, asegurando así una integración visual perfecta.